La decisión de permanecer sin una o varias piezas dentales, tiene un impacto negativo sobre la salud y condiciones físicas de una persona. Seguidamente, desde una perspectiva fisiológica, se mencionan algunas consecuencias de no reponer un diente perdido.
Modificaciones negativas en estructuras faciales y bucales
El Síndrome Combinado de Kelly es un perfecto ejemplo de cómo la ausencia de piezas dentales modifica negativamente las estructuras faciales y bucales. Este síndrome aparece cuando faltan dientes en el maxilar superior. La ausencia de un diente acelera la reabsorción dental. En respuesta a ello la mandíbula busca posicionarse rotando a sí misma. Todo este proceso termina con la protrusión del mentón mandibular, disminución de un tercio de la cara, hundimiento del labio superior y aumento de la anchura de la boca.
Reabsorción dental
La reabsorción dental es una consecuencia de la periodontitis que se basa en la destrucción del hueso que rodea un diente. El cual se acelera en el momento en el que la pieza dental se desprende.
Dolor odontológico
El dolor odontológico es el más común dentro de los dolores orofaciales y suele caracterizarse por ser de gran intensidad. La razón de esto es la gran cantidad de terminaciones nerviosas que se alojan en la zona orofacial. La compleja organización de nervios incluye, el nervio trigémino, facial, glosofaríngeo, vago y los tres primeros nervios cervicales. El dolor dental puede irradiarse a la cara y a la cabeza, y varía en intensidad.
Dolor de intensidad leve
Se refiere a las molestias que puede ser soportado y que no interrumpe las actividades diarias.
Dolor de intensidad moderada
Es capaz de interferir en las actividades diarias, al no ser tratado es recurrente, produciendo cambios en el estado anímico y mental.
Dolor de intensidad severa
Inhabilita a la persona, interrumpe su descanso y lo deja incapaz de llevar a cabo cualquier actividad. Supone un gran estrés y desesperación por parte del que lo sufre.
Síndrome de Atrofia Alveolar Mandibular (SAAM)
Antiguamente se creía que el SAAM solo afectaba a personas de la tercera edad en adelante. Pero, actualmente se sabe que esto afecta a hombres y mujeres de cualquier edad. La única condición que se debe tener para padecer del SAAM es no tener dientes.
Atrofia del hueso alveolar
Al perder una o varias piezas dentales, el hueso alveolar empieza a atrofiarse de manera progresiva, continua e irreversible. Pasa que la raíz de un diente es la encargada de incentivar al hueso alveolar para que este mantenga su densidad y forma. En el momento en el que desaparece la raíz, el hueso pierde su estímulo y comienza a atrofiarse. Este proceso también es conocido como reabsorción ósea.
Rápida introducción de implantes
Los implantes dentales son capaces de sustituir a los dientes y brindar la estimulación necesaria para el hueso alveolar. Pero, existe la condición de que la prótesis debe implementarse lo más rápido posible luego de la pérdida del diente. Ya que mientras la reabsorción ósea esté en proceso, se pierden los factores necesarios para llevar a cabo una rehabilitación. Ocurre que para poder utilizar una prótesis, se necesita, capacidad de retención, estabilidad y soporte, por parte de las mandíbulas.
Trastornos articulaciones temporomandibulares (ATM)
¿Qué son?
Estas son las articulaciones que conectan la mandíbula con el cráneo. Cuando estas conexiones se ven afectadas surgen varias incomodidades. Se siente dolor tanto en la mandíbula como en una o ambas articulaciones. De igual forma resulta difícil cerrar o abrir la boca, duele masticar, hay dolor en los oídos, la cara, cuello y la cabeza.
Causas
Una de las causas de este trastorno es la pérdida de dientes. Sucede que cuando se pierde una pieza dental, la mandíbula intenta acomodarse en función a la nueva cantidad de dientes. Esto causa que se salga de su sitio y desencaje la mordida, provocando un transtorno en las articulaciones temporomandibulares.
Migración dental patológica
Se refiere al movimiento que realizan los dientes, para llenar un espacio, cuando uno o varios se han caído. Normalmente, la posición y ubicación de cada pieza dental ejerce presión para que todas y cada una se mantengan donde deben estar. Cuando se interrumpe la presión que mantenía a cada pieza dental en su lugar se incia la migración.
Trastornos alimenticios
La función principal de los dientes es procesar los alimentos a través del movimiento mecánico de masticar. A través de ello facilita el proceso de digestión y absorción de nutrientes. Con la ausencia de dientes, la acción de masticar es incapaz de cumplir cabalmente con su función.
Evitación de ciertos alimentos
Las personas optan por evitar alimentos duros o por tragarlos sin haberlos masticado correctamente. En ambas versiones el organismo sale perdiendo. Ya que, si se decide no comer determinados alimentos por ser incomodo, no se puede acceder a los nutrientes que este posea. En caso de tragarlos sin masticarlos adecuadamente, la digestión se vuelve pesada, creando gases, cólicos intestinales, irritación e inflamación del colón.
Fuerza masticatoria
Como su nombre lo sugiere, esta se trata de la cantidad de fuerza que una persona imprime al momento de morder y masticar. Según algunos promedios se dice que los hombres imprimen fuerza equivalente al peso de 64.4 kg mientras que las mujeres 53,6 kg. Para poder masticar de la mejor manera, la presencia de todas las piezas dentales es indispensable. De lo contrario la fuerza utilizada se desequilibra y termina sobrecargando los demás dientes. En consecuencia, se producen fracturas y desgaste en algunos puntos de la dentadura.
Cuando se toma la decisión de no reponer un diente, o se postergalo demasiado, se producen cambios importantes en la fisiología de la cara y la boca. Lo que sucede después es una cadena de deformaciones y patologías que pueden llegar a ser irreversibles.
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